jueves, 16 de julio de 2009

MI ÚLTIMO DOMINGO


¡Qué nervios! En tres días salimos para Senegal y luego, la semana que viene, Gran Canaria. Estoy como un flan, porque no sé cómo vamos a apañárnosla en Dakar, porque no sé cómo voy a sentirme en Las Palmas después de tanto tiempo
–creo que todo me resultará raro–, y, sobre todo, porque voy a echar mucho, mucho, de menos mi casita en Cape Point (un puro desastre, ya lo contaré otro día), el Sunshine, a mis chicos, a los vecinos de Bakau, a mis perros…
Este domingo pasado miraba la playa (llena de gente tamboreando, haciendo sus barbacoas, pasando el día con las familias…, como todos los domingos) y no podía dejar de emocionarme pensando que sería el último durante mucho tiempo, ¡cuánto lo voy a extrañar!

Hace un par de meses, Jose, un albañil madrileño, todo un filósofo, me dijo que el Sunshine era como una pequeña aldea, y es verdad, aquí comen, pasan el día, se bañan, rezan, lavan sus ropas, charlan, bailan, tocan los tambores… no sólo mis trabajadores, sino algunos vecinos de Bakau. Mis vecinos. Mi gente. Mi barrio. Mi aldea. ¡Hasta pronto!








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